El 19 de febrero se conmemora el Día Internacional Contra la Homofobia en el Deporte, en honor a Justin Fashanu, el primer futbolista en dar a conocer públicamente su homosexualidad.
Lamentablemente su historia no es sólo la de un deportista que se animó a desafiar las reglas no escritas y a mirar de frente y con orgullo a una sociedad conservadora como la inglesa de los ochenta, sino que es también el recuerdo de todas las represalias (deportivas, sociales y legales) que tuvo por dicha osadía.
Justin Fashanu se suicidó sumido en una depresión ya no producto del boicot que había sufrido como futbolista, sino por los ataques que tuvo que seguir sufriendo, que culminó en una falsa acusación de violación de un jugador a quien entrenaba, la cual fue desacreditada por la Justicia pero difundida por todos los medios de comunicación, generando, según sus propias palabras, que la sociedad ya lo considerara culpable.
El caso de Fashanu invita nuevamente a repensar los valores y prácticas que imperan en varios deportes, donde las disidencias sexuales son condenadas mediante un abanico de castigos que abarcan la estigmatización, la burla, la segregación, la exclusión y la violencia física.
La forma hegemónica en que se ejerce la masculinidad instaura una serie de cualidades y comportamientos deseables que incluyen (además de la heterosexualidad cis) a la fuerza, la violencia, la virilidad, la dominación, etc. Como salirse de estos lineamientos trae aparejadas consecuencias, los varones aprenden desde chicos a no desafiar estas conductas y a ser parte de su reproducción.
Esta misma dinámica opera en torno a la homosexualidad: se castiga a quien se reconozca como homosexual pero también a quien no se sume a esa condena, y en cambio muestre aceptación y respeto.
Es por eso que los varones (los que practican deportes y los que no) deben reconocer la responsabilidad que les cabe y entender que toda acción enmarcada en esos valores hegemónicos, por mínima que sea, contribuye a alimentar la problemática.
Se debe asumir la posición incómoda de la autocrítica profunda, de la revisión consciente de todo lo aprendido, del compromiso para no repetir ese comportamiento y, principalmente, para no callar cuando se ve en otros.
Homenajeamos a Fashanu y a todes les deportistas disidentes, trabajando por un deporte libre, inclusivo y respetuoso de los géneros y las diversidades.
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